Una vez un producto es aceptado socialmente como dinero, ya puede jugar el papel de equivalente universal, es decir, la sociedad ya dispone del material que permite expresar los valores de todas las mercancías. Pero bajo el capitalismo, el valor, a pesar de formar parte del cuerpo de la mercancía, queda escondido: las mercancías no se nos presentan en las tiendas en forma de valor, sino que se asocian a un precio y entonces el dinero también sirven de prototipo de estos precios.
