Las operaciones que los bancos realizan con los clientes pueden clasificarse en tres grupos: activas, pasivas y neutras. Las operaciones activas son aquellas por las que la entidad bancaria se constituye en acreedor de sus clientes, es decir, cuando firma cualquier tipo de crédito con los particulares, ya sea una hipoteca o créditos al consumo, por las cuales tenemos que devolver, además de la cantidad que nos ha prestado el banco, los intereses pactados. Las operaciones pasivas son lo contrario, que son aquellas en las que las entidades financieras se constituyen en deudores de sus clientes como, por ejemplo, cuando ingresamos invertimos en un depósito o en un fondo de pensiones.
